¿Que hago?

Cuando pensamos en tomar una decisión, se nos plantea un gran reto, y es que nos imaginamos o pensamos en decisiones que cambiarán nuestra vida. Una realidad es que vivir cada día ya es una decisión. Aun así, tomamos decisiones todo el tiempo, una media de 35.000 decisiones al día, lo que equivale a 24 decisiones por minuto, y de las que tan solo el 1% las tomamos de manera consciente. ¿Levantarnos o quedarnos en la cama?, ¿ir a trabajar o quedarnos en casa?, ¿quedar con amigos o con la familia?

Todos sabemos que hay decisiones que son más difíciles de tomar que otras, pero todas entrañan algún tipo de riesgo: si no me levanto, no sabré si hace sol o está nublado; si no voy a trabajar, no ganaré dinero; si quedo con la familia, mi amiga Ana no me podrá contar como le fue su viaje. Cuanto más riesgo percibamos sobre la toma de una decisión más consciente seremos de ella y más difícil nos será decantarnos por una de las opciones que nos hayamos planteado.

Si ya es complicado enfrentarnos a las decisiones del día a día, las cuales, en un principio, parecieran que solo afecta a nuestra persona, tenemos que añadir a la ecuación una complicación más, la toma de decisiones que atañen a un grupo de personas o a una compañía. En el momento en que sabemos que las consecuencias de nuestras decisiones pueden salpicar a más personas, es cuando crece de manera desmesurada el peso de la responsabilidad que recae en nuestras espaldas, es decir, mayor responsabilidad, mayor riesgo, mayor miedo y mayor complejidad, lo que nos paraliza y nos conduce a no saber que camino escoger.

Por tanto, para poder tomar decisiones de una forma mucho más rápida, productiva y dinámica, una buena opción es rodearnos de un pequeño grupo de personas que tengan conocimiento del tema sobre el que se va a decidir e intentar en la medida de lo posible, siempre en base al tipo de decisión que se va a tomar, que los miembros del grupo lleguen a un consenso, haciéndoles partícipes y animándolos a que se comprometan con el proceso de elección.

A veces, también podremos tomar decisiones basándonos en nuestros conocimientos y experiencias que hemos ido adquiriendo con el tiempo, atendiendo a nuestra intuición, pero cuando se trata de guiar a un grupo debemos trasladar nuestros pensamientos y como hemos llegado a ellos, para hacerles entender nuestra decisión y que no se sientan excluidos. Por ello, es importante hacer uso del pensamiento diagnóstico, es decir, no dar solución a un problema directamente sino analizar cada paso que hay que dar para llegar a dicha solución. Diagnosticar el problema, explicar su causa y plantear la solución para clarificar la decisión. Siendo esta una de las claves que diferencia a un líder eficaz del resto.

Cuando tenemos que tomar una decisión, normalmente entra en juego nuestros sesgos cognitivos, tendiendo a tomar decisiones en base a experiencias pasadas que salieron bien, a apegos emocionales o a evitar grandes cambios, que vendría a ser como dice el refranero español, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. Es un error caer en estas trampas que nosotros mismos no ponemos, pues no seremos capaces de tomar una decisión objetiva y con perspectiva.

Por otro lado, es nuestro deber buscar el equilibrio dentro de los grupos que van a ayudar en la toma de decisión, no nos sirven lo grupos que tienen una armonía absoluta, pues no conseguiríamos una solución objetiva, ni un grupo en el que el individualismo sea excesivo, pues cada miembro defenderá sus ideas de una manera agresiva y no buscamos crear un conflicto.

Cuando por fin tomemos una decisión, llegará la hora de implementarla y una vez lo hagamos, es posible que salga bien o mal, la cuestión es que debemos evaluarla y hacernos preguntas para saber si debemos modificar o readaptar la decisión tomada y ver si podría mejorarse.

Una cosa si debemos tener clara, y es que la decisión correcta, siempre, es tomar una decisión, si luego nos equivocamos con nuestra elección, obtendremos experiencia. Como se suele decir, nadie nace sabiendo y de los errores se aprende.

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